"¿Bajan los niveles?"
Texto de Rafael Porlán, coordinador de la campaña de difusión del Manifiesto Pedagógico No es Verdad, publicado en la revista Cuadernos de Pedagogía nº 398.
Los niveles bajan, escuchamos continuamente. ¡Antes se enseñaba y se aprendía más! Lo dicen hasta mis estudiantes (19 años) al referirse al alumnado de Primaria.
He realizado un pequeño estudio. He abierto el libro de Conocimiento del Medio de Anaya para quinto de Primaria por la página 174.
He apuntado los conceptos que aparecen.
España. Constitución. Forma de gobierno. Monarquía parlamentaria. Rey. Jefe de estado. País. División de poderes. Poder legislativo. Representantes. Cortes. Congreso. Senado. Diputados. Senadores. Elegir. Leyes. Poder ejecutivo. Presidente. Ministro. Política interior. Política exterior. Administrar el estado. Defensa. Poder judicial. Jueces. Magistrados. Juzgar. Tribunal Constitucional. Gobierno de la nación. Nación. Estado. Misión. Gobierno de la comunidad. Ciudad autónoma. Estatuto. Parlamento autonómico. Tribunales. Presidente autonómico. Consejeros autonómicos. Territorio autonómico. Justicia. Territorio. Gobierno del municipio. Ayuntamientos. Servicios municipales. Ciudadanos. Extranjero. Mayoría de edad. Residir.
Son 50. Hay, además, 23 verbos no específicos del tema y palabras como: y, que, con, de, etc. He repetido el proceso en la página 8. Hay 48 conceptos, 24 verbos y el resto son conjunciones, adverbios, etc.
He mirado las páginas anteriores y posteriores y no se explican los conceptos de las páginas 174 y 8. Aparecen otros nuevos. De las 210 páginas del libro, 120 contienen conceptos y el resto son de repaso y actividades. He considerado 45 conceptos por página y he llegado a la conclusión de que el libro presenta 5.400 conceptos a estudiantes de 10 años.
Escandalizado, me pregunto: ¿cuántos de esos conceptos son sustanciales para esa edad?, ¿cómo los distinguirán los estudiantes?, ¿dónde están los procedimientos y actitudes?, ¿dónde las famosas competencias para la vida?, ¿cómo relacionar tanta información?, ¿cómo poner algún orden?, ¿cómo no convertir los conceptos en “datos” incomprensibles?
Con decisión, propongo: autonomía curricular, trabajo por problemas que permitan integrar contenidos relevantes y compromiso profesional con un aprendizaje de calidad.
No es verdad, los niveles de los contenidos suben, no bajan. Y, cada vez más, el estudiante, impotente, fracasa.
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