Una escuela para todos desde la perspectiva Ires


María Vega - Posted on 20 May 2009

Desde el grupo de trabajo Desarrollo Profesional del Docente (Hum. 462), nos encontramos buscando soluciones al problema del fracaso escolar en Secundario Obligatoria dentro de la asignatura de matemáticas, al compartir la idea de lograr una escuela obligatoria que realmente sea para todos los estudiantes.

 Entendemos que cuando esta escuela es excluyente, socialmente hablamos de fracaso escolar y por tanto, este es el foco del problema profesional que pretendemos atender en nuestra práctica docente y compartir con la Red Ires.

Por tanto, señalamos lo que significa para nosotros el fracaso escolar, en el sentido de denotar alguna característica por la que les reconocemos como los colectivos de estudiantes con fracaso en la escuela, tanto en su sentido cognitivo, como en el afectivo o el social:

  • Todos aquellos alumnos cuya autoestima hacia las matemáticas no es buena y se sienten no válidos en el aula.

  • Todos aquellos alumnos que sienten ansiedad cuando tienen que empezar la clase de matemáticas. Todos aquellos alumnos que no están atendidos en sus necesidades personales, bien sean estas relativas a la relación con sus iguales, a su desarrollo cognitivo, su capacitación en el área, etc.

  • Todos aquellos alumnos que están deseando que termine el curso, ya que el hecho de estar escolarizados, supone para ellos como un castigo.

  • Todos aquellos alumnos que piensan que la escuela no es para todos o que no todos tenemos los mismos derechos ni merecemos las mismas oportunidades.

  • Todos aquellos alumnos que no mejoran las competencias que traían de partidas a lo largo del proceso, tanto generales como específicas.

  • Todos aquellos alumnos que no encuentran sentido a que nuestra área, instrumental por excelencia, esté en el currículo y tengan que trabajarla.

Con el fin de reducir el fracaso escolar en el centro de trabajo, nos hemos enrolado en varios proyectos de investigación con los que pretendemos, además de mejorar nuestra práctica docente, entender cuáles son los procesos mediante los cuales nuestros alumnos desarrollan, más y mejor, las famosas competencias.

A diferencia de lo que le ocurre al grupo Illeta, en el centro que estamos implementando estas experiencias hay una proporción elevada de alumnos con ACIS (en primer ciclo de secundaria hay clases con seis alumnos, y en todas hay un mínimo de dos), con lo que estaba claro que si no era con trabajo colaborativo, un solo profesor, no podía atender las necesidades de estos alumnos dentro del aula ordinaria.

Es mediante el trabajo por proyectos y el uso del portafolio individual y por grupos de trabajo, para hacer el seguimiento del aula, como hemos obtenido mejores resultados en el desarrollo competencial de los alumnos, tanto en las específicas del área de matemáticas (pensamiento y razonamiento, argumentación, construcción de modelos, etc.), como en las que podríamos denominar básicas (como pueden ser el respeto, la cooperación, la empatía, etc.), así como en las que nos propone el currículo, entre las que en todas las áreas debemos destacar el aprender a aprender.

Esta competencia es la clave para la autonomía intelectual del alumno y su libertad de elección como adulto. Entendemos que ello sería un emergente de la apropiación por parte del aprendiz de la perspectiva investigativa que se propugna desde la perspectiva Ires.

Antes de seguir debemos diferenciar entre escuela inclusiva y escuela integradora. La segunda está más centrada en los alumnos de necesidades educativas especiales, mientras que la escuela inclusiva quiere abarcar a todos los estudiantes, mediante los principios básicos de la equidad y trabajo colaborativo con los que queremos estudiar si es posible este gran fin.

La primera, y diríamos mayor, traba que nos encontramos a la hora de trabajar inclusivamente es el currículo. Para poder trabajar colaborativamente por proyectos es necesario que se despierte el interés por parte de los alumnos, y para ello los contenidos, procedimientos y actitudes a ampliar deben tener repercusión directa en su entorno social porque esta debe ser la finalidad de la Enseñanza Obligatoria.

De esta manera, se transformaría gran parte de las actitudes de los alumnos que les llevan al fracaso escolar. Así, las competencias adquiridas en clase podrán tener continuidad fuera del aula con lo que nuestra profesión cumplirá el fin de crear unos ciudadanos democráticos y librepensadores, que puedan afrontar y solventar críticamente, los inconvenientes que se encuentren en el día a día, de su vida cotidiana.

Desde el curso 2005/06 llevamos a cabo en nuestras aulas de 2º y 3º de la ESO un proyecto de trabajo titulado ¿por qué a Écija se le conoce como “Ciudad de las Torres”?, con el que mediante el proyecto de construcción a escala de una de las torres de la ciudad, los alumnos trabajan todos los contenidos que nos imponen el currículo para la geometría en la secundaria, además de trabajar el fin que esta etapa tiene, la construcción de modelos.

A lo largo de los años hemos ido mejorando el proyecto y adaptándolo a las nuevas necesidades de los alumnos que lo llevaban a cabo, de manera que los estudiantes lo esperan ansiosamente, y esta vez con ansiedad positiva, ya que saben que con él se lo van a pasar bien en clase de matemáticas. Hemos detectado que se ha generado en el centro una actitud social expectante, trasmitida mediante el boca a boca de alumnos de unos cursos a otros, cuestión que valida nuestro proyecto de trabajo, quedando como emergente más significativo para los alumnos la ausencia de sufrimiento en la clase de matemáticas.

A partir de esta experiencia, comenzamos a trabajar por proyectos, desarrollando otros escenarios de aprendizaje, con el objetivo de conseguir que este sentimiento que tenían nuestros estudiantes con la geometría, se extrapolase a otras ramas de nuestra área, encontrándonos una y otra vez con la aridez del currículo.

Actualmente, además de llevar a cabo los proyectos que ya tenemos diseñados estamos implementando, en un 3º de ESO, el proyecto y tú ¿de quién eres?, en el que los alumnos deben realizar un estudio estadístico para conseguir identificar a los jóvenes ecijanos. Para realizar dicho estudio estadístico, nos hemos basado en los principios de la escuela inclusiva, en la que se realiza trabajo colaborativo en grupos heterogéneos y con la que nuestros alumnos, además de aprender matemáticas se sienten mejor en nuestras clases, se involucran, participan, colaboran, se escuchan y se respetan, en definitiva, tal y como dice Melero, son güena gente.

En esta aula, trabajamos de manera democrática de forma que la asamblea se presenta como el punto de encuentro de las diferentes opiniones, y de la que salen las normas que nos van a regular como grupo de clase.

De este modo, queda claro que todos debemos entrar en el proyecto ya que ha sido elegido entre todos y lo haremos de una manera que a todos nos parece la correcta. Tal y como nos podemos imaginar, el camino no ha sido fácil, y nos hemos encontrado y nos encontramos multitud de situaciones que nos hacen dudar y plantearnos si todo este sobre esfuerzo merece la pena. Como ya hemos señalado el currículo hace nuestra tarea muy difícil.

Al ser tan cerrado, en clase de matemáticas sólo hay tiempo para matemáticas (y en general ni eso, ya que los docentes nos quejamos continuamente de que no tenemos tiempo para tratar todos los contenidos en cada nivel).

En cambio, con esta manera de trabajar se tratan diferentes ámbitos al mismo tiempo, y en clase de matemáticas podemos encontrarnos trabajando diferentes asignaturas a la vez, ya que cada grupo sigue su propio itinerario marcado. Este hecho, que en parte es el que da sentido a este proyecto, hace que el tiempo para “las matemáticas” se quede realmente corto, ya que nos haría falta que nuestra asignatura se viera también complementada con el tiempo de las otras. La cultura escolar se convierte, a menudo, en otro impedimento.

Parece que si el profesor no rellena un número determinado de pizarras llenas de ecuaciones no se está trabajando lo suficiente en clase de matemáticas. Por este motivo, este año, decidimos dar una hora a la semana (de las cuatro de las que disponemos), a lo que hemos denominado taller de matemáticas, en el que se trabaja de manera diferente.

Al trabajar solamente una hora a la semana, ha resultado todo más lento puesto que concienciar a los alumnos de que las cosas deben ser de otra manera al mismo tiempo que se compaginan las clases con el “método tradicional” no es evidente.

Además, cada clase del taller de matemáticas hemos de comenzarla recordando lo que hicimos la anterior ya que a estas edades la planificación no es de las cualidades de las que más se dispone. Igualmente, hemos encontrado problemas en lo referente a la dinámica de pequeños grupos. Nuestros alumnos no saben trabajar en grupo.

Nadie les ha enseñado. Muchas veces creemos que el hecho de sentarlos alrededor de una mesa ya es trabajar en grupo. Pensamos que hay que aprender a trabajar en equipo, y es un aprendizaje que requiere su tiempo.

Nos hemos percatado de que debemos darles a nuestros alumnos el escenario propicio para que puedan aprender a compartir opiniones, aunque éstas no sean necesariamente de matemáticas, para sentar las bases, así, de lo que luego será un verdadero aprendizaje significativo.

Además, para poder trabajar colaborativamente debemos comenzar por aceptar que todos somos diferentes y válidos al mismo tiempo, y que tenemos que aprender a trabajar todos juntos y, sobre todo, que es de las complicaciones de dónde podemos sacar más partido… todo esto con chavales de 14 o 15 años normales, es decir, que nos podemos imaginar cuáles son sus prioridades o intereses…

Es sin duda un trabajo fascinante y lleno de interés para el que hacen falta multitud de ideas y argumentos, porque la herramienta más potente en esta clase es la palabra. Una vez aceptado el reto y llenos de ilusión por ver los resultados de esta experiencia, que esperamos sean muy positivos, agradeceremos vuestra ayuda para aclarar conceptos y situaciones que, de vez en cuando, se nos escapan.

Grupo Cádiz y Grupo doctorandos Granada

María Vega, Chema Cardeñoso, Pilar Azcárate

10º Encuentro de la RedIres en “Huerto Alegre” Granada 22, 23, 24 mayo 2009

Una escuela con perspectiva ecosocial

La escuela que proponemos

Buscar

ETIQUETAS

Contacta 

¡Suscríbite!